"El 31 de Diciembre y el 01 de Enero es solo otro puto día más. Una excusa para embriagarte. Fugarte de tu casa. Cometer locuras".
Estaba dicho de que iba hablar un poco sobre el año nuevo. O sea, es año
nuevo. O sea, es el gran día. O sea, es "el día". O sea, no es otro
día cualquiera. Es un día que termina. Es un día que cierra. Es el adiós.
Es el
fin. Es el comienzo.
Blasfemias: todos los días terminan.
El 31 de Diciembre y el 01 de Enero es solo otro puto día más. Una excusa
para embriagarte. Fugarte de tu casa. Cometer locuras. Besar a alguien a las
12. Bailar aunque no sepas bailar. Cantar aunque cantes pésimo. Reírte sin
saber por qué te ríes. No pensar, solo actuar. Seguir tus instintos. Seguir a
tus amigos. Seguir al alcohol, al humo. Seguir a los recuerdos. Seguir a las
perdidas, a las experiencias. Y llorar o seguir bebiendo. Y morir y resucitar
en un instante. Porque en ese momento que te encuentras en el limbo, todo es
placentero. Todo da risa. Todo no termina. Todo se justifica: estás ebrio. Yo
no lo estoy ahora, aunque parezca. Lo estuve y casi cometo locuras, pero
contuve mis demonios, lo cual fue un error: le quería decir algo a ella... Pero fin. Terminó. Resucité.
Hoy, primero de Enero, solo quiero agradecer a los lectores que me han seguido
en estos 9 meses aproximadamente. En marzo cumplo un año con el blog. Un año
con ustedes y agradezco que así sea: que ustedes lean y les guste es mi
motivación a no aburrirme de esto como otras cosas me aburren. Solo gracias por
soportar mi sarcasmo, mi ego, mis bromas, mis lisuras, mis demonios. Gracias.
Una buena canción que me esta desgarrando por dentro.
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