"La vida es así: clara o oscura pero siempre una de las dos. No hay grises, y si las hay, al final, no son del todo satisfactorias".
Ayer estaba regresando a casa en el transporte público de mi complicada ciudad, Lima. Estaba escuchando música mientras veía las cosas pasar por la ventana. Estaba pensando y dejando de pensar al mismo tiempo. Llegó un momento en la que estaba en la nada completa. No pensaba, solo miraba. Y en ese momento de ausencia de pensamientos, subió un señor de 28 años (aproximadamente) al popular "micro". Yo solo seguía escuchando música de mis audífonos malogrados: solo funciona el de la derecha. Quería hacer caso omiso al discurso cliché que siempre dicen las personas que suben a vender golosinas u otra cosa y hacen uso de su labia y su mitomanía para engañar. Pero este tenía algo especial. Por primera vez, no maldecía a mi audífono izquierdo malogrado. ¿Por qué? Porque el señor fue auténtico y habló con la verdad, y si no fue así, yo le creí. Créanme, yo dudo siempre, pero a este señor, si le prestara mi laptop por un día y al siguiente día no me la regresa, estoy seguro, que él viene y me dice que se la robó o la vendió o se le cayó o pasó algo, pero que lo hizo por tales razones o que pasaron por tales situaciones. Me da motivos, no excusas. Me da verdad, no mentira, y eso se aprecia. Yo lo aprecié.
El señor, luego de presentarse y saludar, se puso al frente de todos y dijo
algo así: Yo no vengo con una cita médica o para decirles mi necesidad para
que se sientan conmovidos por mí o sientan la obligación de apoyarme. Yo vengo
para vender golosinas. Es mi trabajo y estoy orgulloso de eso. Yo no quiero
apoyo, quiero vender, porque al final de todo, esto es un negocio y yo sé cuánto
me voy a ganar al final del día. Si quieren, me compran, sino, me dicen que no
quieren esta ocasión y yo, feliz. Prefiero que me digan que no, a que me
ignoren. Gracias.
Yo lancé una pequeña sonrisa de esas que son amigables y que te hacen sentir
algo contentos por unos minutos. Sé que no fui el único que lo hizo: muchos
compraron sus golosinas y ahí me incluyo. Es que fue auténtico y claro. La vida
es así: clara o oscura pero siempre una de las dos. No hay grises, y si las
hay, al final, no son del todo satisfactorias. En la vida hay que ser reales,
como yo trato de serlo. Trato, porque no creo que sea totalmente real. En
muchos otros posts he hablado de mi costumbre de mitómano y les digo que no
estoy orgulloso de eso. A veces me llega que la gente me crea. A veces me llega
lanzar blasfemias sin sentir culpa. A veces me llega ser tan real. Aunque
quizás si lo soy. Quizás soy real. Creo que un mitómano no diría que es un
mitómano. Pero quien puede saber eso. ¿Quién le cree a un mitómano? Las
mentiras se las cuenta primero uno mismo. Un mitómano solo las cuenta. ¿Eso es
una blasfemia? ¿Crees en mis palabras? ¿Crees que lo que acabo de escribir es
verdad? ¿Crees que en verdad subió alguien al "micro" y me influyó
tanto que le compré un "bon bon"? ¿No crees que pude inventar toda
esta historia solo por un "like" o para que lo compartas o para
conmoverte? ¿Quién me cree? ¿Me crees? ¿O solo quieres creer que me crees?
¿Qué es real? ¿Creen que tomé esta foto? |