"Pocho es igual a mí. Ambos discriminamos nuestro nombre. Mi primer nombre es Miguel y no me gusta mucho. Y bueno, Pocho no sé. De hecho, yo odiaría ese nombre: es muy cursi e inofensivo".
Dicen. Bueno, mi mamá a veces me lo repite pero de una forma menos agradable. Me dice: "eres igual que tu perro, paras echado en tu cama sin hacer nada, no limpias tu plato del almuerzo". Yo le digo: "calma, calma, ahorita lo hago, tranquila, respira, inhala y exhala". Siempre he sido un ser pacifista. No me gustan los problemas aunque a veces caiga en muchos. Y mi mamá siempre es un ser dramático. Mi padre solo la evade cuando se molesta. Y yo, solo cierro la puerta de mi cuarto con mi perro. Estamos ahí pensando. Lo veo y el me ve. Él piensa como que: "¿Qué me ves?" Y yo como que: "¿Por qué no me hablas?" Lo sé. Es estúpido pensar eso. Pero quisiera que lo haga, aunque a veces no: Pocho a sido testigo de varias eventos irracionales que he hecho. Quizás me extorsionaría para que le de su comida y su agua a tiempo o para que lo deje salir más. ¿Como sé eso? Bueno, eso es lo que yo haría.
Si lo sé. Pocho es igual a mí. Ambos discriminamos nuestro nombre. Mi primer nombre es Miguel y no me gusta mucho. Y bueno, Pocho no sé. De hecho, yo odiaría ese nombre: es muy cursi e inofensivo. Sé que debí cambiarle el nombre. Pero cuando me lo dieron o bueno, cuando lo adopté, él ya tenía ese nombre y estaba acostumbrado. Yo fracasé tratando de ponerle otro y a él le importaba un carajo si lo llamaba Mozart o Spielberg: él ya se llamaba Pocho. Bueno, nos parecemos un poco, la verdad. Ambos somos flojos. Ambos nos cortamos el cabello corto y luego lo dejamos crecer bastante. Ambos somos aburridos. Ambos somos pacifistas. Ambos ignoramos el exterior. Ambos nos sentimos viejos. Ambos somos amigos. No soy su dueño, señores. Soy su amigo. Soy su compañero -eso sonó tan homosexual, lo siento por avergonzarte, Pocho-.
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| Pocho echado en mi cama |
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