Pocho está celoso. Es obvio: hay un nuevo ser que lo quiere reemplazar. Lo comprendo. Sé cómo se siente. Sé cómo es ser reemplazado. Sé que le jode, porque el otro es más juguetón y lindo. Sé que le costará, pero sé que lo entiende. Bueno, no mucho si se caga en la cocina. Entonces ¿Me odia? ¿Me quiere matar?
Estaba en un sueño profundo. Estaba cenando con Anne Hathaway. Ella me miraba. Yo la miraba. Había un química increíble. Derrepente, ella se paró y comenzó a lamerme la cara. Raro y algo rico, pero desperté y me di cuenta que comenzaba a sentir pequeñas lamidas en mi cara. Esas pequeñas lamidas como si estuvieras lamiendo un helado de vainilla con chocolate de McDonald’s. Esas pequeñas lamidas que no te joden, sino que te da cosquillas. Esas pequeñas lamidas de un ser que está evolucionando. No. No cualquier ser, señores. Un ser pequeño. No. No era Pocho, señoras. Era otra lengua. Era otro animal. Era un ser desconocido sin nombre -hasta ahora-, sin amigos, sin parientes. Era un enemigo para Pocho. Era otro perro. Un perro pequeño de unos cuantos meses. Juguetón. Joven. Ágil. Sagaz. Obediente. O sea, todo lo contrario a Pocho. O sea, todos lo aman en mi familia. O sea, hasta mi mamá amargada, lo ama. O sea, Pocho se cagó. Bueno, en verdad, si se cagó en la cocina, literalmente, luego de que viniera el nuevo ser.
Pocho está celoso. Es obvio: hay un nuevo ser que
lo quiere reemplazar. Lo comprendo. Sé cómo se siente. Sé cómo es ser
reemplazado. Sé que le jode, porque el otro es más juguetón y lindo. Sé que le
costará, pero sé que lo entiende. Bueno, no mucho si se caga en la cocina.
Entonces ¿Me odia? ¿Me quiere matar? No sé. Yo no juego con "Vincent"
-sí, le acabo de poner nombre y el nombre es por el perro de una serie llamada
"Lost". No juego, completamente, con él. O sea, es, lamentablemente,
lindo. Todos son bonitos cuando son pequeños. Es normal que quieras tocarle la
nariz y jugar con él. ¿No? Acaso cuando eras bebe no te apachurraban mucho y te
tomaban fotos a cada segundo. A mí me jodía que me apachurraran a cada rato.
Pero éramos bebes. Los bebes, lamentablemente, son lindos. Cuando están así de
pequeños, son inofensivos y las personas se encariñan. Lo mismo pasa con los
perros pequeños. Son inofensivos y te encariñas. Claro, ya luego se vuelven
grandes y tercos y sordos y ciegos y aburridos, etc.
PD: Tú no eres así, Pocho. Tú siempre serás el único ser masculino que amaré. Oww que lindo es Daniel. Cállense. No lo soy.
PD: Tú no eres así, Pocho. Tú siempre serás el único ser masculino que amaré. Oww que lindo es Daniel. Cállense. No lo soy.
En fin, hay un nuevo ser en mi familia. Se llama
Vincent y me tiene un poco de miedo, aunque yo le tenga más miedo a él. Al parecer, se quedará un buen
tiempo. Pocho ya está viejo y está algo mal. Creo que esa es la razón por la
que algunos miembros de mi familia prefieren encariñarse con alguien nuevo que
esperar a que mi amigo se vaya y luego, pensar si traer a alguien más. Yo no estaba de acuerdo en traer a un nuevo individuo. Pocho siempre
será el primero para mí, hasta que ya no esté aquí. Nunca lo reemplazaré. Él lo
sabe. Pero, quizás encariñarse un poco con un ser pequeño no es mala idea.
Quizás encariñarse un poco con un ser pequeño pueda hacer que el dolor de la
perdida no sea demasiado fuerte. Quizás esa es la respuesta. La respuesta para
superarlo. La respuesta para superar todo. La respuesta para no encerrarme en una burbuja, si algún día lo
pierdo. O él me pierde.
Vincent |
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